viernes, 15 de mayo de 2009




A la noche se empiezan


a encender las preguntas.


Las hay distantes, quietas,


inmensas como astros:


preguntan desde allí


siempre


lo mismo: cómo eres.


Otras,


fugaces y menudas,querrían saber cosas


leves de ti y exactas:


medidas


de tus zapatos, nombre


de la esquina del mundo


donde me esperarías.


Tú no las puedes ver,


pero tienes el sueño


cercado todo él


por interrogaciones mías.


Y acaso alguna vez


tú, soñando, dirás


que sí, que no, respuestas


de azar y de milagro


a preguntas que ignoras,


que no ves, que no sabes.


Porque no sabes nada;


y cuando te despiertas,


ellas se esconden, ya


invisibles, se apagan.


Y seguirás viviendo


alegre, sin saber


que en media vida tuya


estás siempre cercada


de ansias, de afán, de anhelos,


sin cesar preguntándote


eso que tú no ves


ni puedes contestar


Pedro Salinas

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